¡Ay amor perdido!
¿Por qué te fuiste?
Yo sigo aquí esperando
a que vuelvas, aunque
sea imposible.
Amores perdidos, amores robados.
De esos que duelen hasta el alma.
Te fuiste sin despedirte, ¿por qué?
Tu ausencia es mi mayor sufrimiento.
¡Vuelve, vuelve, vuelve! Aunque sea imposible,
te quiero aquí conmigo.
Recuerdos malos, recuerdos buenos.
Cada uno es una historia del pasado,
una historia del pasado por la que sonreír,
gracias a ti.
Te quiero, ¿lo entiendes? Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero. Podría repetirlo hasta que mis labios se sequen y las palabras dejen de tener sentido. Podría escribírtelo en francés o en chino, al revés, con letras rojas o con tinta invisible. Podría tatuármelo en la frente, para que lo vieras cada vez que me miraras. Podría hacer que un avión lo escribiese en el cielo, como en las películas, o que apareciese en el marcador, en el medio de un partido. Pero no me gustan los aviones ni los partidos, ni se hablar chino ni francés, me dan miedo las agujas y nunca supe encontrar tinta invisible. Solo me queda decírtelo. Te quiero. ¿Lo sabías?